jueves, 26 de octubre de 2017

A mi hija.

Hace un año que nos comunicaste tu intención de casarte y desde ese día tu madre y yo te hemos ayudado en todo lo necesario para que esa decisión llegara a buen puerto. Y ese día ha llegado, en 48 horas te casarás con tu pareja elegida, con Jose y me empieza a embargar una sensación extraña, una sensación rara. Por un lado estoy muy feliz, inicias una nueva etapa, quieres crear tu propia familia, es ley de vida, pero...
   Has vivido mucho tiempo fuera de casa, años de Universidad donde venias a casa los fines de semana. o cada 15 días, los meses del trabajo en Madrid, pero siempre volvías a casa. Ahora ya no volverás a tu casa, claro que vendrás a vernos, y claro que seguirás teniendo tu habitación, y siempre será tu habitación, pero esta ya no será "tu casa", tu casa está ahora en Valencia, al lado de Jose, con el que compartes planes e ilusiones y un futuro que seguro será maravilloso y lleno de felicidad.
  Dicen que es un orgullo llevar del brazo a una hija al altar el día de su boda, puede ser, yo de lo que estoy orgulloso es de tenerte como hija y como sabes que me gusta decir las cosas con música aquí te dejo una canción con la poesía mas hermosa que un padre ha dedicado a su hija. No voy a enumerar las virtudes que tienes, supongo que como para cada padre su hija está colmada de ellas, yo solo quiero darte las gracias por llenar nuestras vidas de alegría durante todos estos años y también, porque no decirlo, de lágrimas, de lágrimas tuyas, mi ploroneta, que los que te conocemos bien sabemos que es una forma de expresarte muy propia. O lágrimas como las que me están impidiendo ver las teclas del ordenador y como con las que vamos a ser campeones tu y yo el sábado, a eso no nos va ganar nadie, mi bendita llorona.
    Y nada más, ahora solo falta que esa boda que con tanta ilusión y con tanto esfuerzo habéis preparado tenga un final feliz, que seguro que lo tendrá. Un beso cariñet.
    
   

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