jueves, 25 de julio de 2013

LA SAL DE LA VIDA

La noticia fue dura :descarrilamiento de un tren en Santiago. Las primeras noticias a través de Twitter y de la radio hablaban de varios muertos porque lo de las TV prefiero no comentarlo.
   Hoy la catástrofe es ya inmensa, 80 muertos, entre ellos una persona de Gandia, y mas de 100 heridos algunos de ellos muy graves.
  Cuando la tristeza y el dolor es tan grande tenemos que contrarrestarlo de alguna manera y he pensado  releer LA SAL DE LA VIDA. Es un libro de una antropóloga francesa de mas de 80 años, Francoise Heritier, en el que nos propone, ante todo lo malo que nos esta dejando esta crisis, fijarnos en esas pequeñas cosas que nos producen placer, pequeñas dosis de alegría.
   Yo le hice caso y al principio me costaba encontrar esas pequeñas cosas, solo me acordaba de la lectura del proyecto fin de carrera de mi hija Ana, de leer una emocionante entrada del blog de mi hijo Pablo, pero no mucho mas.
   Casi sin darme cuenta he vuelto a pensar y poco a poco...me he visto bajando por el río Segura desde la presa hasta el arenal, llevándole la capaza a mi madre cogiendo melocotones, viendo a Van Morrison tocando la harmónica, escuchando en RadioGandia "Nos queda la palabra" de Agustina Pérez, tumbado en el sofá mirando el techo mientras todos duermen, leyendo en la orilla de la playa hasta que oscurece.
    Encontrarte con un amigo tras 3 años y notar como la conversación transcurre como si nos hubiéramos despedido hace horas, ver subir el telón mientras se apagan las luces y el silencio invade la sala, una comida familiar (alguna) ,una cena con los amigos (todas), una copa de buen vino, unas gachasmigas hechas por mi padre (cuanto tiempo papa), Paco Rabal y Alfredo Landa en Los Santos Inocentes, que no me aburra nunca Clapton, ser feliz porque lo son tus hijos, pasear bajo la fina lluvia por la orilla de la playa, una cerveza fresca en la barra de un bar en buena compañía, hablar de lo divino y de lo humano hasta la madrugada, hablar de lo superfluo, de lo intrascendente por el simple hecho de hablar, que te publiquen un post de tu blog en Gente de la Safor, rebañar con pan un plato que te gusta, besar, que te besen.
    Y ya no parar, resolver un acertijo matemático complejo, la cara de alegría de una ancianita cuando le das unos caramelos en la procesión del Santo Entierro (recuerdos de mi Cieza), mirar las cumbres de los Pirineos mientras cae una gran nevada, volver a mirar los Pirineos con sol y calor, llamar cariño a tu mujer y notar el significado de la palabra mientras la pronuncias, preparar unos gintonics, "especiales" para los amigos, beber uno de esos gintonics, tomar unos pintxos en la calle Dato de Vitoria, escuchar al enologo explicar los matices de su vino en la oscuridad buscada de su bodega...
    El libro tiene 84 paginas y están llenas de estas píldoras de vida, vosotros también las podéis llenar, yo desde luego he encontrado muchas y os recomiendo el ejercicio, merece la pena darse cuenta que la vida, a pesar de todo, merece la pena vivirla. Salut i bon oratge.